Porrúa

Rojo y negro

Stendhal

Cuando una historia nos lleva por tantos caminos y nos hace sentir tantas cosas, hay que entregarse a ella con la dedicación con la que nos entregamos a nuestra realidad. Y es que esta novela se sitúa en una realidad que no nos corresponde, en un contexto de una época que no vivimos; sin embargo también se sitúa en las pasiones humanas, en lo atemporal que resulta sentirnos irremediablemente arrastrados por el deseo, el amor y, también hay que decir, por el odio.

-Mónica Garza-

Sobre Stendhal

Se crió entre su padre y su tía. Abiertamente republicano, acogió con entusiasmo la ejecución del rey y celebró incluso el breve arresto de su padre. Entró a trabajar en el ministerio de Guerra pero se desengañó de la vida militar y la abandonó. Entre los salones y teatros parisienses, siempre enamorado de una mujer diferente, empezó (sin éxito) a cultivar ambiciones literarias. Admirador incondicional de Napoleón, ejerció diversos cargos oficiales y participó en las campañas imperiales. En 1814, a la caída del corso, se exilió en Italia.. El gobierno austriaco le acusó de apoyar el movimiento independentista italiano, por lo que abandonó Milán en 1821, pasó por Londres y se instaló de nuevo en París. Dandy afamado, frecuentaba los salones de manera asidua, mientras sobrevivía con los ingresos que le procuraban sus colaboraciones en algunas revistas literarias. En 1830 apareció su primera obra maestra: Rojo y negro, una crónica analítica de la sociedad francesa en la Restauración, en la que Stendhal representó las ambiciones de su época y las contradicciones de la emergente sociedad de clases, destacando sobre todo el análisis psicológico de los personajes y el estilo directo y objetivo de la narración. Falleció de un ataque de apoplejía, sin concluir su última obra, Lamiel, que fue publicada mucho después.

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