‹‹Desecha tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar››

-Federico García Lorca

Hace 80 años, por voluntad del presidente de México Lázaro Cárdenas del Río, llegó de España un grupo de personas que serían fundamentales para el desarrollo de nuestro país en materia cultural: Ramón Xirau, José Gaos, Max Aub, Concha Méndez, entre muchos otros llegaron a enriquecer a México con su pensamiento.

 

Ellos venían huyendo del franquismo caracterizado por un nacionalismo excluyente, un catolicismo férreo e ideas fascistas, anticomunistas y antiparlamentarias, que resultaron en una dictadura militar totalitaria. Para darnos una idea, Francisco Franco tenía como modelo a la Alemania nazi, pero sobre todo a la Italia fascista.

Federico García Lorca fue testigo de este cruel panorama en su vida adulta. Originario de provincia de Fuente Vaqueros en Granada, fue un estudiante de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Granada. Actualmente es reconocido como poeta y dramaturgo, autor de poesía y teatro de las que destacan obras como Bodas de sangre, Yerma, Así que pasen cinco años, Poeta en Nueva York, Diván del Tamarit, La casa de Bernarda Alba  y Romance gitano.

Yerma habla de la maternidad frustrada, a modo de una tragedia clásica, en donde la protagonista dialoga comentando la acción; Bodas de sangre es la historia de una novia que huye tras la boda con su novio Leonardo, en donde la muerte es un personaje recurrente que presagia que ambos se matarán, esta fue inspirada en un evento real.

Por otro lado, Poeta en Nueva York es una obra llena de denuncia social contra la civilización urbana y la vida industrial, y con visiones casi apocalípticas. Mientras que La casa de Bernarda Alba, considerada como su obra maestra y la última que escribió antes de la Guerra Civil española, se centra en la tiranía moral y represión sexual que Bernarda ejercía sobre sus hijas, al grado de imponerles 8 años de aislamiento. Es una crítica a las costumbres de aquella época en donde el honor y las normas sociales se representan en Bernarda y la Libertad en Adela.

Publicó su primer libro en 1918, titulado Impresiones y paisajes, creado durante un viaje escolar mientras formaba parte de una residencia de estudiantes,  en donde conoció a Juan Ramón Jiménez, Salvador Dalí, Luis Buñuel, y los demás miembros de la Generación del 27.

Durante el gobierno de la Segunda República, el Ministro de Instrucción Pública, Fernando de los Ríos, lo nombró coordinador de La barraca, una compañía de teatro universitario que buscaba llevar el teatro a varias comunidades. Tuvo éxito con sus obras en distintos países alrededor del mundo.

A sus 38 años participó en los actos políticos a favor del Frente Popular. Con el estallido de la Guerra Civil comenzó un exilio de los intelectuales españoles a Colombia y México, pero rechazó la oferta argumentando “Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográfico; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política.”

Tras una denuncia anónima, fue detenido en 16 de agosto de 1936 en la casa de su amigo Luis Rosales y dos días después fue fusilado bajo la orden del gobernador civil de Granada en las inmediaciones de la localidad de Viznar por sus ideas socialistas, su posible condición de masón y su manifiesta homosexualidad.

Su cuerpo aún se encuentra en una fosa común con dos banderilleros y un maestro nacional que fueron ejecutados junto con él. Su muerte convirtió al artista en un símbolo de la intolerancia del fascismo y los desaparecidos de la Guerra Civil.

Al final de la guerra civil habían 270 719 personas en las cárceles, cerca de 150 mil asesinados en las zonas de ataque y 50 mil ejecutados por la represión franquista, además de 114 mil desaparecidos.

En la actualidad, y para nuestro país, la intolerancia es un problema que parece resurgir en la carne de los nacionalismos y el discurso de odio que permea en las campañas políticas de todo el globo. Es un buen momento para recordar la tradición mexicana de asilo para los perseguidos y revalorar lo sucedido en la Guerra Civil Española y la posterior dictadura para no repetir los errores del pasado.